lunes, 10 de marzo de 2008

Lo esencial es invisible para los ojos

-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!

-Soy un zorro -dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!

-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.

-¿Qué significa "domesticar"? (…)

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... ". Verás, tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principito (…)

-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro se calló y miró un buen rato al principito: por favor... domestícame -le dijo.

-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!

-¿Qué debo hacer? -preguntó el principito.

-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

El principito volvió al día siguiente.

-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... (…)

De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.

-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...¡Y vas a llorar! Si no ganas nada..

-Gano, dijo el zorro. He ganado a causa del color del trigo. Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo. Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.

-Adiós -le dijo.

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos. (…) Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella. Los hombres han olvidado esta verdad, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
El Principito (Antoine de Saint-Exupéry)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola! Que tal llevamos la Semana?

Aprovechando que tengo una hora libre en el tuto , me he puesto a leer este fragmento Del Principito que ademas pude ver representado en la obra de teatro que hicieron el Grupo Oasis en Corban.

Precisamente este dialogo me gusto mucho.

Estamos acostumbrados a que se nos de Todo hecho y en ocasiones olvidamos que los amigos tenemos que ganarlos, bueno No solo ganarlos sino tabien conservalos.

Aunque a veces por circunstancias de la vida nos distanciemos de Algunos seres queridos siempre habra algo que nos recuerde y una a ellos ( por ejemplo cmo dice el zorro el color del trigo ) No hay que olvidar que esas personas siguen ahi pero por nuestra parte tambien tenemos que recordarles que nosotros también, asi la amistad durara para siempre.

Que pena que a veces no apreciemos lo que tenemos y dejemos escapar a gente que realmente merece la pena.

Es trabajo de Todos tener, apreciar y conservar los Amigos.

Un Besito. Pau.